miércoles, 4 de junio de 2014

Tamara Vázquez comparte reflexiones

La realización de parte de este trabajo me ha permitido entrar a las aulas de español y conocer a alumnos increíbles, conocer sus sentimientos y amar un poco más la labor del docente. Uno, como profesor o profesora, no es consciente de que su objeto de trabajo es el factor humano, personas con vidas, sentimientos, pasiones, gustos, miedos, temores, y que para poder desempeñar una labor satisfactoria es necesario conocer uno a uno esos testimonios, por muy difícil y costosa que sea la empresa. Si quieres saber cómo trabajar con ellos, debes saber cómo son ellos y que esconden detrás de esas caras.
La primera tarea que realicé tras la primera toma de contacto fue la redacción de cada uno de ellos, con el fin de que me contaran en qué condiciones estaban aquí y cuáles habían sido sus mayores dificultades y he de decir que el resultado para ellos fue muy positivo porque se conocieron más, pero el resultado dentro de mí fue asombroso, me di cuenta de además de trabajar con el factor humano en plenitud, en el caso del aula de español se trabaja con personas en plena adolescencia que están pasando y han pasado por unas vidas complejas y que tu ayuda puede serles de gran utilidad. La diferencia quizás, que encontré con el resto de compañeros de las clases ordinarias, es que estos alumnos saben que te necesitan y se muestran en todo momento agradecidos.





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