Ana Mª Estella Pozo
Es cierto que la adolescencia es una etapa complicada de la vida. Después de
leer este artículo se me plantean varias cuestiones; ¿Cómo ser un adolescente cuando
se desconoce cómo serlo?, la impotencia de querer ser tratado como un adulto
cuando todavía se es menor de edad, e intentar adaptarse al resto, cuando tu
situación es tan diferente.
Considero
que el sistema no está bien adaptado para estos jóvenes. Por un lado tenemos
todas las dificultades para adaptarse a algo que en realidad no es lo que ellos
buscan, muchos de ellos quieren trabajar, quieren ayudar a su familia y quieren
conseguir un medio de vida. Visto así nos puede parecer que no está bien, que
necesitan una educación etc. Pero al mismo tiempo tenemos que llegar a
comprender su situación familiar en la que solo desean ayudar y apoyar. A pesar
de que ellos quieran colaborar con la economía familiar, algo que es muy noble
y digno de admiración, por otro lado tenemos esta educación secundaria
obligatoria hasta los 16 años. Entonces, lo que podemos intentar, es
explicarles, lo importante que es que tengan cierto grado de educación de cara
al futuro, incluido el futuro laboral, ya que si consiguen el titulo del GESO
este les abrirá puertas a las que de otra manera no hubieran conseguido
acceder. Claro está que esto requiere un
gran esfuerzo por su parte, y para que exista ese esfuerzo, los estudiantes
deben estar motivados y sentirse integrados dentro del centro. Todas estas
cosas, son difíciles de adquirir, empezando por que muchos de ellos no
comparten el fenómeno de la adolescencia, ellos pasan de la niñez a ser
adultos. Por lo que esta fase intermedia, les puede resultar como algo nuevo y
desconcertante. Muchas veces estos alumnos se van a sentir en desventaja con el
resto de alumnos autóctonos ya que a demás de todas las dificultades que
tienen; el idioma, la cultura, el nivel de estudios… tenemos que añadir una
más, lo difícil que es ser un adolescente, lo importante que es para el
adolescente estar integrado en el grupo y tener este concepto de pertenencia. Dentro
de este proceso del adolescente, Jaume habla de la importancia de la “paga”
esta pequeña cantidad de dinero que se les da a los adolescentes, con el fin de
que hagan cosas y se relacionen con los de su edad fuera del centro, ir al
cine, a una cafetería etc. Cuando además de ser inmigrante y de sobrellevar las
dificultades de adaptación que tienen, si lo sumamos a una serie de desventajas
económicas frente a algunos de sus compañeros, esto provoca que aún exista una
mayor diferencia entre los alumnos autóctonos y los inmigrantes.
Me parece importante prestarle especial
atención a estos adolescentes, que viajan solos en busca de oportunidades y
chocan con una legislación que no les permite alcanzar lo que ellos tenían en
mente. Son situaciones muy delicadas, podemos intentar escolarizar a estos
jóvenes, pero como comenta Jaume, muchos de ellos no quieren estudiar, solo
quieren trabajar para conseguir su propio porvenir. Por un lado podemos
explicarles la importancia de la educación para su futuro y mostrarles que
hasta que cumplan la mayoría de edad, están bajo la tutela del estado, por lo
que tienen un hogar, normalmente con más jóvenes en su misma situación. En el
caso de que realmente no quieran estudiar, una posible alternativa, sería la
creación de una serie de escuelas donde estos jóvenes pudieran aprender un
oficio y una serie de cosas con las que poder desenvolverse en la vida más fácilmente.
Una buena
alternativa a todos estos problemas que van surgiendo, nuevo centro, idioma,
marginalización, podría ser, la creación de un programa de tutores, pero que
los propios alumnos fueran estos tutores. De esta manera la integración sería más
rápida y más llevadera. Parece algo un tanto utópico pero, sabemos que
programas de este tipo se realizan por ejemplo en muchas universidades cuando
llegan estudiantes Erasmus, los cuales también tienen dificultades con el
idioma, la ciudad etc. Sería estupendo que los alumnos se apoyaran entre ellos
de esta manera, ya que esto rompería barreras en el sentido de crear nuevas
amistades, conocer lugares donde se reúne la gente joven. En general facilitar
la integración social para que los inmigrantes se sintieran mejor en el centro,
más arropados.
CECILIA ALEGRE
ResponderEliminarSinceramente al leer el texto de Jaume Funes mi sensación es prácticamente la misma que la de la compañera que ha escrito este comentario crítico. Aunque, en mi caso el artículo comenzaría con la pregunta: ¿cómo ser un adolescente cuando no se sabe lo que es? En el texto de Jaume Funes se nos describe a una sección de la población que por su cultura sobre todo, desconoce la noción de adolescencia. Para ellos simplemente no existe. Para ellos es una “adolescencia impuesta” como dice el autor.
Ahora bien, ¿tenemos que dar por hecho que esto es negativo? En mi opinión no tiene porque serlo, es decir, no tendría por qué serlo si la sociedad occidental no les obligase a pasar por este periodo. No hace tantas décadas aquí en nuestro país tampoco existía el concepto de adolescente que tenemos ahora y tampoco se creó por una necesidad real en esas edades. Con esto no quiero decir, que la adolescencia y todo lo que la rodea no sea real, ni mucho menos. Me refiero a que cuando teorizamos sobre la adolescencia tendemos a dramatizar mucho más que en otros temas. Lo que llamamos adolescencia, como bien explica el autor en el artículo, no es un periodo concreto de una duración de X años, sino que según el medio y el momento histórico cambiará. Y añade ”con el encargo social oculto de dedicarse a ser adolescente”. Es esta última frase la que contiene una de las claves del problema: la palabra social. La mayor parte de la problemática de los adolescentes occidentales se debe a las sociedades en las que viven. Sociedades de consumo que los explotan como carne fácil a la que convencer y manipular, de donde provienen muchas frustraciones y necesidades vacías de los adolescentes. Por todo esto que no sepan lo que es un adolescente casi parece positivo, ya que al obviar el concepto también lo hacen con los problemas que conlleva.
Muy distintos son otros problemas de este colectivo de los que habla Funes en su artículo, como los problemas económicos que suelen sufrir estas familias.
Respecto a la idea de la creación de un programa tutor, basándose en el modelo de los programas universitarios de tutores para alumnos Erasmus. Me parece una idea buena pero que sin embargo habría que matizar muchos elementos, aunque aquí sólo estamos hablando de supuestos y dando ideas, podemos empezar a pensar. Se requeriría pulir y concretar muchos aspectos como por ejemplo si este programa tutor se llevaría a cabo entre jóvenes del mismo curso o entre jóvenes con una diferencia de edad. Entiendo que sería entre alumnos del mismo centro con lo cual se llevaría a cabo en horario lectivo y dentro del centro. Esta parece una idea parecida a los alumnos mediadores, figura que existe en algunos centros para la resolución de conflictos y que suele tener buenos resultados. En definitiva, habría que estudiar una propuesta como esta ya que en mi opinión tiene posibilidades de funcionar si nos basamos en los ejemplos que tenemos de cooperación entre iguales en otros ámbitos.