En este artículo, Ignasi Vila aborda el tema del
uso de las lenguas en clase, especialmente en aquellos alumnos inmigrantes que
llegan al aula sin apenas conocer la lengua de uso de sus compañeros. Bien es
cierto que el autor centra su estudio en el área de Cataluña, sin embargo,
opino que su visión general del tema puede extrapolarse perfectamente a nuestra
Comunidad Autónoma, ya que la única diferencia de interés es que en Cataluña,
los alumnos inmigrantes se ven en la situación de que deben aprender dos
lenguas en lugar de una, lo cual, si bien puede ser una complicación para
ellos, a efectos de este comentario opino que no origina nuevas problemáticas
frente a una situación en la que sólo tuvieran que aprender una lengua. Las
dificultades que experimentan son básicamente las mismas, aunque claro está,
están presentes por duplicado.
El
autor señala la existencia de un programa de cambio de lengua del hogar a la
escuela, cuyas bases son sencillas pero muy acertadas. En primer lugar es
obligatorio, para que todos los alumnos del centro, no solo los inmigrantes,
puedan estar al mismo nivel de posibilidades sin excepción. Después, no
desarrolla la lengua propia del alumnado inmigrante, ya que trata de acelerar
el proceso de adquisición del lenguaje objetivo, es decir, no se usa la primera
lengua de los alumnos para que aprovechen este programa, de tal manera que
alcancen un buen dominio de la segunda lengua tan rápido como sea posible. Por
último, este programa garantiza que el alumnado inmigrante se integre en grupos
con hablantes nativos, garantizando así una educación inclusiva, a la vez que
se potencia el aprendizaje de la lengua.
Pese
a las medidas de ayuda para integrar a los alumnos en el nuevo contexto
educativo en el que se encuentran, y en la nueva sociedad a la que pertenecen,
los alumnos tardan todavía demasiado tiempo en poder equipararse con sus
compañeros nativos en clase. Aunque el autor cita a Paradis, que dice que
"obtener un dominio de la lengua oral en la L2 equiparable al de los
hablantes nativos puede tomar la mayor parte del año escolar de primaria".
Sin embargo, esto solo nos habla de la fluidez coloquial de los alumnos
inmigrantes, ya que posteriormente, el autor cita a nada menos que diez fuentes
que afirman que el tiempo que un alumno extranjero tarda en adquirir un
conocimiento de la lengua escolar (que requiere una gramática y vocabulario
especializado, entre otras habilidades de corte académico), estará en el mejor
de los casos entre los cinco y siete años. De hecho, el autor cita el ejemplo
de alumnos de Rumania, los cuales solo alcanzan un buen nivel de castellano y
catalán después de seis años, y solo si viven en entornos catalanohablantes, ya
que en otros casos , pueden pasar nueve años, y todavía siguen teniendo
dificultades. Si bien es cierto que se suele asociar este lento avance al nivel
sociocultural del alumno, su falta de expectativas académica y la poca
implicación en la educación escolar de las familias de estos alumnos, lo cierto
es que muchas veces la importancia de estos factores empequeñecen ante la
voluntad de aprender del alumno, ya que es el interés y la iniciativa del
alumno por aprender a desenvolverse en la segunda lengua la que lo llevara al éxito
mas rápido.
Pese
a la importancia de adquirir el lenguaje objetivo rápidamente, el autor
menciona dos estudios llevados a cabo en Estados Unidos que ponen de manifiesto
la importancia de tener en cuenta los objetivos académicos, además de los lingüísticos.
Esto significa que en ambos estudios, los alumnos que mantenían el uso de su
primera lengua durante sus clases, tenían mejores resultados que los que daban más
importancia a adquirir el idioma principalmente.
Esto lleva a la
pregunta de cómo podemos balancear estos dos objetivos de forma satisfactoria.
Pues bien, creo que lo ideal es fomentar el aprendizaje del español, no sólo en
las aulas (que compartan todo el tiempo posible con alumnos nativos), sino con
actividades en su tiempo libre que aceleren el proceso, mientras que en clase,
si es posible, se les faciliten ciertos contenidos de las asignaturas en su
primera lengua, si así se consigue que no se retrasen en sus asignaturas con
respecto a sus compañeros nativos. De tal forma que poco a poco vayan
aprendiendo no solo el idioma, sino a utilizarlo en un contexto académico, sin
crear un desfase curricular por este motivo